Observatorios espaciales como el proyecto “Stereo” (Solar Terrestrial Relations Observatory) de la Nasa –entre otros- permiten monitorear las oleadas de radiación electromagnética y de partículas de alta energía que emite el Astro Rey, estudiarlo en sus máximos y mínimos con antelación, con el fin de prevenir catástrofes en nuestro planeta.
El estudio de la climatología del sol y sus efectos sobre el clima de la Tierra, en particular su incidencia sobre fenómenos como los terremotos, son algunos de los enigmas de la ciencia que tratamos de traer a luz en el presente reportaje.

En el sol se desarrollan tormentas menores y mayores, que pueden conducir a la eyección de  radiación electromagnética y de partículas de alta energía en distintas direcciones. El problema se presentaría si una de estas eyecciones de gran magnitud viniera en dirección a la Tierra. Se calcula que el tiempo de llegada hasta nuestro planeta sería de 24 a 26 horas. Cuando no son mayores, sólo producen efectos en la magnetosfera.

La magnetosfera (o magnetósfera) es una región alrededor de un planeta en la que el campo magnético de éste desvía la mayor parte del viento solar, formando un escudo protector contra las partículas cargadas de alta energía procedentes del sol. Existe también en Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, según Wikipedia.

Hay intervalos de tiempo dentro en los ciclos solares en que estas eyecciones son más frecuentes e intensas, aunque no necesariamente ocurren cuando el sol está cerca a sus máximos, cada 11 años aproximadamente. Pero no hay que olvidar que el astro también viaja en el Universo junto a la Tierra y en su camino encuentra distintas fuerzas.

Podríamos graficar que el planeta está siendo bombardeado diariamente desde el Sol. Olas viajan por el espacio despedidas por éste, tal como un tsunami por los mares y si alguna llega a la playa Tierra, ella sufre las consecuencias.

La magnetosfera logra amortiguar, pero hay ocasiones en que las descargas llegan hasta las mismas fallas tectónicas, haciendo que la posibilidad de que una placa terrestre se desplace bajo otra provocando un sismo sea probablemente mayor, según científicos del Observatorio Nacional Astronómico de China.

Sus conclusiones, basadas en el estudio de la corriente de Focault, presente en el golpe electromagnético, los ha llevado a concluir que éstas “producirían un calentamiento en las fallas conllevando a una disminución de la resistencia de corte y el límite de fricción entre las rocas”. Su estudio: Possible triggering of solar activity to big earthquakes (Ms≥8) in faults with near west-east strike in China, Science in China Series G: Physics and Astronomy, Volume 47, Issue 2, pp.173-181, Yanben HanZengjian GuoJinbing Wu and Lihua Ma, 2003.

Consultado el  profesor Alberto Foppiano, Ph.D., University of London, Inglaterra, y científico de la Universidad de Concepción, especialista en la Física de la Ionosfera, señala textual: “No veo incidencia directa del sol sobre el movimiento de las placas de la tierra, pero sí, principalmente colegas rusos y japoneses, en el estudio de la alta atmósfera, creen haber encontrado precursores ionosféricos hasta de tres o cuatro días antes de un terremoto. Pero aún es un tema muy controversial”.

La ionósfera es la parte de la atmósfera terrestre ionizada permanentemente debido a la fotoionización que provoca la radiación solar.

Respecto a la corriente de Focault, Foppiano dice amablemente y un tanto escéptico, que cree que es “altamente especulativo”, podemos ver que el sol emite no sólo radiación ondulatoria, sino también particulada y podemos estudiar sus efectos en la magnetosfera, como la generación de corrientes eléctricas que a su vez generan campos magnéticos variables que se pueden medir en la Tierra, pero son muy pequeños comparados con el campo magnético de la Tierra y creo que no tienen posibilidad de generar corrientes de Foucault.”

¿ESOTERISMO O CIENCIA?

Para tratar de dilucidar los efectos climatológicos del sol sobre la Tierra, acudimos al profesor de Geofísica Aplicada de la Universidad de Chile, Emilio Vera, quien dice no conocer relación alguna. “De hecho -dijo-,  no sé por qué me hace la pregunta”.

Le expliqué entonces sobre las sondas que estudian el sol, las tormentas solares y los magnetómetros, pero contestó que “esto entra más en materia de la ficción y no de la ciencia. No podría decirle siquiera si es que en Chile hay magnetómetros y que si sus preguntas son de cosas esotéricas no podré ayudarle”.

Finalmente, le consultamos sobre el por qué de los terremotos. Contestó que “es parte de la mecánica de la Tierra y tiene que ver con el interior del planeta y su calor interno, su motor y la convección dentro del manto terrestre”.

No obstante, los últimos grandes terremotos que han afectado a nuestro planeta, han sido estudiados en relación a la actividad solar por la ciencia. Se han encontrado elementos que podrían servir para generar alertas tempranas en la población para evitar catástrofes, pena y dolor, ante la incompetencia de las autoridades nacionales y la baja presencia de “noticias que importan” en la gran industria mediática de la farándula chilena.

Una prueba de ello es el estudio científico titulado Change in magnetic field: an early warning system to understand (Cambio en el campo magnético: un sistema de alerta temprana para comprender los movimientos sísmicos) de las Universidad Jawaharlal Nehru de Nueva Dehli, India, del año 2002 y de los autores S. Mukherjee y A. Mukherjee.

En él se hace una correlación entre la ocurrencia de un terremoto y las eyecciones de masa coronal  con destino a la Tierra. Su  estudio parte del análisis del  día 24 de enero de 2001, cuando una masa coronal fue expulsada hacia la Tierra, demorando en llegar dos días, tras lo cual se produjo un terremoto 7,9  en la escala de Richter en Gujarat, costa oeste de la India. Ese mismo día un total de 65 sismos se reportaron en el mundo entero.

Más cercano a nuestro país y el tiempo, el 24 de febrero del 2010, el Observatorio Heliosférico y Solar (Soho) reportó una eyección de masa coronal del sol (CME). Junto a ello, el sitio www.spaceweather.com pronosticó que la llegada de las ondas a la Tierra se produciría entre el 27 y 28 de febrero. Bueno, en la madrugada del 27, un terremoto 8.8 azotaría a Chile.

El estudio de los indios dice que los eventos explosivos del sol pueden cargar la magnetosfera, generando tormentas magnéticas que pueden afectar las fallas activas de la geósfera ígnea y luego activar un terremoto superficial. Dicen que la correlación CME y terremotos es observable en muchos otros terremotos ocurridos en el mundo y que estos aumentan en los períodos de máximo solar, por lo que llaman a estar atentos a las manchas solares, pues han encontrado “correlación positiva entre las CME, el cambio del campo magnético seguido de la aurora boreal o chispazo de luz en el cielo antes de un terremoto”.

Y es que ya en 1893 el Dr M. A. Veeder hablaba de una relación entre la meteorología solar y la terrestre, así los demuestran noticias de él en una edición del New York Times de la época. También la Geographical Review, Vol. 3, No. 4 (Apr., 1917), pp. 303-316, que dice que los cambios en la atmósfera solar están relacionados con cambios que ocurren en la Tierra. En su obra, el científico relaciona las alteraciones magnéticas, las auroras, las tormentas y los ciclones con una fuerza no terrestre aunque no todas sus conclusiones son aceptadas en la actualidad.

Por su parte, el profesor Foppiano explicó a El Ciudadano que los efectos de la climatología del sol sobre la climatología de la Tierra es un tema que ha sido muy debatido, y que en los años 80 estuvo de moda encontrar relaciones entre los efectos del astro rey sobre la parte baja de la atmósfera, pero esta tendencia se esfumó para el entonces, porque si bien había correlaciones, no se conocían los mecanismos por medio de los cuales el sol podría tener influencia en la climatología terrestre.

Sin embargo, explica Foppiano que “en los últimos cinco años, se han sugerido posibles  mecanismos. Uno de ellos, aunque muy extraño, es que durante eventos solares, el circuito eléctrico de la atmósfera completa, desde el suelo hasta unos 300 a 400 kilómetros de altura podría cambiar, y con ello modificar los procesos de formación de nubes estratiformes en grandes áreas sobre los océanos. Ello podría eventualmente afectar el balance radiactivo de la atmósfera baja y así, también, afectar el clima terrestre”.

FALLAS EN LOS SISTEMAS ELÉCTRICOS

Las oleadas electromagnéticas han sido relacionadas habitualmente con la falla de sistemas eléctricos, la caída de las telecomunicaciones, satélites y apagones digitales. Sin embargo, teniendo estadísticas a la vista de la actividad solar y los últimos grandes terremotos, se han encontrado relaciones de considerable importancia.

Hoy los  observatorios espaciales de la NASA  Stereo A y B han logrado por primera vez medir con precisión la velocidad, la trayectoria y la forma tridimensional de una tormenta solar, lo que permitirá predecir los tsunamis solares cuya versión más amables son las auroras boreales y australes.

El 2 de septiembre 1859, una oleada electromagnética sobre la Tierra ya mostró su potencial destructivo. El hecho conocido como evento Carrington, que estropeó una de las redes mundiales más grandes de telégrafos. Con este tipo de antecedentes y otros más presentes, la división de Heliofísica de Ciencia Espacial de la Nasa, en Washington, proporcionó el financiamiento para el estudio que publicó la NAP (National Academic Press), titulado Severe Space Weather Events-Understanding Societal and Economic Impacts (Espacio: Graves fenómenos meteorológicos – Conocimiento de los Impactos Sociales y Económicos) que, entre otros, hace un llamado de atención para tomar las precauciones necesarias para el próximo máximo solar a producirse entre el  2011 y 2012.

Recuadros:

PROFESOR FOPPIANO SOBRE HAARP

Puedo asegurar que la mayor parte de las informaciones respecto a HAARP son especulaciones, he estado en Alaska y lo que sí pueden hacer, con todo seguridad, es calentar la alta atmósfera terrestre en regiones entre 100 y 150 kms. de altura. Ningún problema,  se pueden producir auroras artificiales. También se puede calentar suficientemente la ionosfera en algunos lugares de manera que ondas de radio que pasen por la región sean absorbidas, eso es muy interesante desde el punto de vista bélico, pero que sea un arma para producir terremotos: Ahí sí que no.

ÚLTIMOS TERREMOTOS DE MAGNITUD CONSIDERABLE

Magnitude 8.8 OFFSHORE MAULE, CHILE February 27, 2010
Magnitude 7.0 RYUKYU ISLANDS, JAPAN February 26, 2010
Magnitude 6.9 CHINA-RUSSIA-NORTH KOREA BORDER REGION February 18, 2010
Magnitude 5.9 OFFSHORE NORTHERN CALIFORNIA February 04, 2010
Magnitude 7.0 HAITI REGION January 12, 2010

ENLACES DE MONITOREO PARA EL LECTOR

Monitoreo en línea del estado del sol, vientos solares y otros
Centro de Predicción del Clima Espacial (NOAA)
Proyecto Samba, red de magnetómetros en nuestro continente
Movimientos telúricos de los últimos 7 días

Por Bruno Sommer Catalán

Este reportaje fue publicado en la edición N°79 de El Ciudadano, abril 2010.

El Ciudadano

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *