La Ley de los Tres Tercios para la administración de lo público en una Sociedad que revolucione los estándares de la democracia representativa es uno de nuestros desafíos para el Siglo XXI.
Como también lo es, que el Tercer Sector , la Sociedad Civil, tome protagonismo mediante su organización política, para lograr garantizar en el futuro texto Constitucional, un mejor equilibrio de fuerzas que den pie a una sociedad más justa y feliz.
¿Qué quiere decir este equilibrio? Sencillo, que pretendemos un Estado mejor equilibrado, pues no se aguanta y el pueblo se cansó en Chile y poco a poco en cada país del mundo, de que “siempre” se trate de un acuerdo de Estado y entes Privados oligárquicos de cada territorio.
Ahora se trata de abrir la participación ciudadana materialmente a los distintos act@r@s de la sociedad, para que la configuración de lo publico tenga un rango de mayor evolución y cultura cívica en sus procesos de desarrollo y en sus resultados.
El problema, no obstante, es la colusión de los sectores que tomaron para si el Estado, protegidos por policías en concomitancia con quienes constituyen las Oligarquías de los países, y que inciden sigilosamente sobre los aparatos represivos y violentos, que son resistidos y combatidos por la ciudadanía organizada en medio de una legítima defensa ante la violencia institucionalizada que reprime y vulnera derechos humanos defendiendo a los mismos poderosos de ayer.
El guión lo han repetido por distintas partes del globo y de ello el pueblo trabajador, la ciudadanía organizada y educada debe estar al tanto. Es así que la educación cívica sobre las distintas materias que influyen en nuestra configuración como ciudadano y sociedad debe ser de mayor atención en las aulas.
Los Estados no logran estar a la altura de la demanda social, en Chile y otras partes del globo, pues están coaptados por corporaciones trasnacionales, y capitales nacionales oligárquicos cleptocráticos del Estado, (Leer con atención nuestra investigación tema de portada) territorios y recursos, operando en desmedro de las garantías que la sociedad humana, los habitantes del territorio debiesen tener en su conjunto como pueblos.
Este es un límite a la democracia no resuelto y por tanto un desafío para nuestro país y las naciones que se plantean como democráticas.
El origen del “pecado” surge cuando se empieza a relativizar con los niveles de la democracia si debe ser esta directa, representativa, semi representativa . Y nosotros solo podemos decir que solo es más democracia, mientras más directa sea, mientras más el pueblo esté al tanto, sea participe y sienta orgullo constructor de ser parte del sistema de justicia, productivo y educativo que está llevando adelante.
Un pueblo contento no protesta mayoritariamente ni se moviliza como lo han hecho los pueblos de Chile. Si el pueblo decidió salir la calle movilizarse es por dignidad y por que el hastío con los administradores del sistema ganó.
El poder ciudadano hizo que la clase política tuviese que recoger el descontento y canalizarlo para encontrarle a éste, una salida democrática al proceso, lo que se dio en el Plebiscito. Fue finalmente no la “electocracia” , si no la democracia, la decisión del pueblo que tomó un camino.
Por lo tanto, toda letra chica del acuerdo que esté inconsulta, y que genere descontento en el pueblo, si el Parlamento no resuelve para el pueblo, deberá ser modificada para que esa Convención Constitucional que caprichosamente aun no lleva por nombre Asamblea Constituyente, nazca con altos estándares.
Es interesante el tipo de democracia que vamos a construir y la que dejaremos consagrada en nuestra futura Nueva Constitución. Debemos reiterarlo.
Queremos, por ejemplo, que por Ley quede dicho que la ciudadanía Sí tiene derecho a incidir sobre la administración del Estado. Nuestra respuesta es que sí debe ser , sí así lo quiere más del 50 % de la población correctamente acreditada en el sistema de decisión que apoyado de nuevas tecnologías para la comunicación puede tener sistema de transparencia y autenticidad mayores.
Ahora se trata de la participación ciudadana en el diseño, activa y consciente para conquista de un 34 % por ejemplo del litio Chileno para financiar altos programas de educación y ciencia en favor de los pueblos, que entre otros, vengan a elevar estándares de nuestra salud y atención médica en caso de cualquier enfermedad.
La conquista del 34% del espacio electromagnético para medios comunitarios, radios, televisoras, pues si hablamos de profundizar la democracia, la democratización del espacio radioeléctrico es clave.
El 34 % de la administración a escala Comunal – Municipal, también de discusión ciudadana,
pues aquí se trata de repartir la torta democráticamente y que la construcción de los presupuestos comunales cuente con incidencia de la ciudadanía de manera clara, vinculante y consagrada por un perfeccionamiento de la ya existente Ley de Bases para la Participación Ciudadana en Chile.
El 34% de la decisión en un Tribunal de Justicia, en una Cámara Ciudadana Veedora y decidora del proceso judicial.
Será la ciudadanía organizada, el Tercer Ojo.
Es ciertos que aquellos se organizaron para hacer de representantes de la ciudadanía e intermediaron, a la fecha, los partidos políticos tradicionales los de la vieja guardia, con honrosas excepciones de algunas personas que han destacado por su rectitud, también tendrán que hacer su me culpa.
Ello, pues para la construcción del 34 % ciudadano del que hablamos, en el titular de ésta presente editorial de El Ciudadano, se requerirá de políticos con una mística ética , socialista en el alma, profundos ecologistas, de los que quieren repartir , de los que declinaron a unirse al 1% del planeta que en su acumulación histórica del capital ya controla casia el 33 % del mundo y quizá más, a partir de la digitalización de la economía, de la genética, de los virus, de la vida humana …para el control y no para nuestra liberación.
Que exista un mejor equilibrio de las fuerzas es fundamental , si queremos construir un país más justo.
Es exactamente el desequilibrio de las fuerzas dado por poderes de facto, como los medios en manos de los “amos del capital” , que operan sobre los hechos, tal como la Banca y otros que ejercen a distancia lo que es finalmente la materialización de lo que somos como sociedad. Son aquellos que ejercen el poder fuera de toda ley, casi como intocables, a lo que debemos poner contra peso y ahí la prensa contrahegemónica no solo en Chile, si no en el mundo, ha de jugar un papel fundamental en este desafío que no hemos trazado para dar cara al siglo XXI.
Ante la Ley , tod@s somos iguales, ante la Ley la ciudadanía debe consagrar su poder y organización.
Por Bruno Sommer